miércoles, 8 de febrero de 2017

Voluntario del programa Explora de CONICYT

Originalmente publicado en El Quinto Poder.

Recibí inesperadamente un regalo de CONICYT: un cuaderno negro de tapas duras y marcapáginas de género adosado, que tiene impresa la palabra «CONICYT» arriba de cada página derecha y la palabra «Explora» arriba de cada página izquierda. Se trata, naturalmente, de un reconocimiento por mi voluntariado en el programa del mismo nombre durante el año pasado. El regalo no contenía ninguna carta o nota, pero su intención y motivación parecen evidentes.

He participado como voluntario del programa Explora de CONICYT en dos oportunidades durante dos años consecutivos. En ambas oportunidades he ofrecido entre diez y veinte charlas, aunque solo me han pedido una, y fueron acerca del juicio de Paris, retratado en vasijas áticas, lo que ubica el tema entre los siglos 6to y 4to aC. La primera charla tuvo lugar en un colegio de La Florida y la segunda en un colegio de Macul. En ambas ocasiones tuve menos público que el que había solicitado: pedí de cien a doscientos alumnos y me llevaron menos de veinte.

Si hay un error que me propongo corregir las próximas veces que participe de este voluntariado es no llevar solo alumnos humanistas y, entre estos, a los que tienen buen rendimiento, pues el evangelio de la academia no se puede esparcir con efectividad si llega a audiencias reducidas y filtradas varias veces: necesita llegar al mayor público posible, independientemente de su interés declarado o presunto. El científico o académico voluntario del programa Explora está sacrificando tiempo valioso que se desperdicia a causa de los escrúpulos de profesores al constituir la audiencia.

La importancia del programa Explora es que los alumnos pueden conocer de primera fuente la labor de científicos y académicos, de manera que puedan interesarse en perseguir una carrera de este tipo. No estoy seguro de qué tan efectivo sea este método, porque todos los que damos estas charlas llegamos donde estamos sin haber recibido a los voluntarios de Explora en nuestros colegios y liceos. De todas maneras, la mejor manera para medir la efectividad sería realizar una investigación, pero dudo de que alguien tenga los recursos para financiarla o que CONICYT lo haga, pues tomaría demasiados años hacer una medición precisa del impacto concreto.

A pesar de mis dudas he participado y tengo la intención de seguir haciéndolo, llegando a una audiencia lo más amplia posible entre alumnos de enseñanza media. Me interesa aclararles la diferencia entre ciencias y humanidades, y mostrarles algo del trabajo de investigación — que no es de mera indagación, sino de producción de conocimiento nuevo — que llevo a cabo. También me interesa enseñarlesque la investigación científica y académica no consiste en indagar o recopilar información, sino en crear conocimiento nuevo. Por lo tanto, cuando no se pretende o no se consigue crear conocimiento nuevo, no puede decirse que haya investigación de carácter científico o académico. Por ejemplo, alguien mirando o haciendo videos en YouTube no está practicando ciencia.

Supongo que ninguno de los voluntarios espera retribución por las charlas que damos. Y creo que debemos compartir la esperanza de que de algo sirven estas charlas. Si bien su impacto no ha sido medido, es una actividad satisfactoria, al menos, porque brinda la oportunidad de entrar en contacto con jóvenes que en determinados casos están ansiosos de adquirir nuevos conocimientos y muy necesitados de dejar atrás ciertas leyendas populares.

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