Originalmente publicado en El Quinto Poder.
Hace años leí acerca del Proyecto de la Conciencia Global y, aunque esotérica, su propuesta me pareció innovadora y respetable: un conjunto de computadores alrededor del mundo produciendo constantemente números aleatorios cuyos datos son comparados con eventos de alto impacto emocional en lugares específicos del planeta. Los líderes del proyecto sostenían, por ejemplo, que habían observado una anomalía — algo así como una perturbación en la fuerza — justo antes de que ocurriera el ataque contra las Torres Gemelas en Nueva York. No obstante, esta medición fue desacreditada, puesto que una breve ampliación del margen temporal volvía insignificantes los datos. Otra crítica recibida por el proyecto fue la ausencia de anomalías en relación con el terremoto y tsunamis de 2004 en el Sudeste asiático: uno de los eventos más traumáticos de la década a nivel global.
Según JD Reed (The New York Times 09–03–2003), «el mercado bursátil parece un reflejo más verosímil de la resonancia emocional nacional — si es que no global» que el Proyecto de la Conciencia Global. Esta idea, expresada casi como un comentario de sobremesa, me ha parecido atractiva y amerita, de acuerdo con mi criterio, que sea contrastada con datos obtenidos a través de otros canales.
El Hedonómetro mide el grado de felicidad expresado por las personas en Twitter de acuerdo con las palabras que usan en sus tweets. Ha recolectado datos desde el 2009 en adelante y tiene una atractiva herramienta visual que vincula los picos y fondos a la vez que varios puntos intermedios con eventos de impacto diverso.
El proyecto We Feel, de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) en Australia, hace algo similar al Hedonómetro, pero tiene sus datos segregados geográficamente, lo cual permite hacer distinciones diatópicas que presumo útiles a la hora de comparar información. Además, genera gráficos automáticos con los datos de un día o de un mes en relación con el mundo entero o con el área geográfica que uno escoja, si bien estas áreas ya están delimitadas por la plataforma y no podemos alterarlas.
Estas herramientas darían un salto importante en sus tareas si, aparte de analizar Twitter — además de otras redes sociales y diarios electrónicos, etcétera — , se enfocaran sobre los datos ya recolectados por Ngram Viewer, que tiene el registro de las palabras utilizadas en millones de libros en las lenguas más habladas del mundo. Este análisis permitiría establecer las tendencias emotivas globales y locales de los últimos 215 años, por lo menos. Como ya tenemos los datos de las bolsas de valores, solamente hay que dedicar el tiempo necesario para hacer las comparaciones de rigor y establecer un método que nos permita identificar la naturaleza de la relación entre los diferentes grupos de datos.
Espero utilizar yo mismo los datos disponibles desde el Proyecto de la Conciencia Global, el Hedonómetro y We Feel para contrastarlos con los índices bursátiles de — digamos — los últimos diez años. Pero espero también que las herramientas del Hedonómetro y We Feel se combinen con los datos recolectados por Ngram Viewer. Supongo que les escribiré a algunas personas en el futuro para sugerir este paso.
Una observación rápida de los datos recolectados el 08 de noviembre de 2016, día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, revela un aumento notable tanto de la alegría cuanto de la tristeza según We Feel a la vez que un importante descenso en el uso de palabras positivas según el Hedonómetro. No soy capaz de interpretar los datos del Proyecto de la Conciencia Global para este día, pero definitivamente no veo un impacto en la Bolsa de Nueva York. Se trata de un caso muy puntual, por supuesto, pero este es el tipo de ejercicio que pretendo hacer.
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